Escuálidos escualos danzarines
te llueven de la boca y de los ojos,
vertiendo tus desdichas como abrojos
y lloros de caídos querubines.
Silentes, los silencios saltarines
te abordan restaurando tus enojos
y matan poco a poco mis antojos
de salvia, de cayenas y jazmines.
Me pierdo entre tus gritos y tu llanto,
no entiendo que he de hacer con tu tristeza
ni quiero ya tus cuitas y tus penas.
Amor; te lo aseguro, ya no aguanto,
me tienes confundido y de cabeza
y quiero al fin romper estas cadenas.
te llueven de la boca y de los ojos,
vertiendo tus desdichas como abrojos
y lloros de caídos querubines.
Silentes, los silencios saltarines
te abordan restaurando tus enojos
y matan poco a poco mis antojos
de salvia, de cayenas y jazmines.
Me pierdo entre tus gritos y tu llanto,
no entiendo que he de hacer con tu tristeza
ni quiero ya tus cuitas y tus penas.
Amor; te lo aseguro, ya no aguanto,
me tienes confundido y de cabeza
y quiero al fin romper estas cadenas.
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