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sábado, 26 de enero de 2008

Despierto.

Despierto,
miro a mi alrededor,
las sábanas mojadas invocan un evento
destronado la noche anterior,
tu rostro de cisne adolorido
me impele al beso cotidiano,
tu silencio adormecido,
apaciguado en un suspiro insolente
me indica que nada ha cambiado,
otra vez tú
inundando mi colchón,
otra vez tú
paseándote por mis sueños,
otra vez tú
celebrando un nuevo aniversario
de aburrimientos y nostalgias.

Cómo sería despertar
en brazos de una tailandesa;
acurrucarse al lado de una geisha japonesa,
beberse un daiquiri de frutas tropicales
entre piernas musulmanas...

Basta de ensoñaciones,
mejor regreso a la realidad
y me visto...

El trabajo me espera...

jueves, 24 de enero de 2008

Regreso al patíbulo cotidiano.

Hoy
vuelvo a la calle
después de centurias de encierro,
de voluntario enclaustramiento,
hoy me arriesgo nuevamente
a salir
a dar lo mejor de mí
para recibir
a cambio,
más burlas,
denigraciones,
desplantes,
resentimientos
volcados contra mí,
vomitados sobre mí
por un mundo inconforme.

Hoy,
salgo a la calle
a dejar mi aliento de vida
en ese espacio mortuorio,
mausoleo al aire libre,
mal llamado calle...

Hoy
regreso al patíbulo
entre peatones y autos
nuevamente...

lunes, 14 de enero de 2008

Mi mujer.

Mujer que planchas mis camisas
con amor, cariño y tesón,
mujer que siempre me cocinas
con la luz del corazón,
recibe mis besos de menta,
de naranja y limonada
mientras me bebo tu esencia
de la noche a la mañana.

Mujer que duro trabajas
para criar a los tripones,
mujer que arduo te aplicas
en coser cuatro jirones,
mujer que tienes la casa
como jardín lleno de flores
recíbeme estas caricias
de callos y pormenores.

Te dejo el alma que cargo
como cruz de ruiseñores,
llena de tantos sueños
y de tantos sinsabores.